Ofrece un marco seguro para que los niños y las niñas puedan participar en su cambio de pañal o a vestirse en la postura corporal que elija.
El adulto también se tiene que sentir cómodo utilizando el cambiador. En nuestra experiencia, esto será así, si el adulto puede estar con el niño o la niña sin tener que empinarse ni encorvarse, puede ver bien su cara y sus miradas pueden encontrarse.
¿Cuando y cómo recomendamos su uso?
- Puede utilizarse desde neonato.
- La altura de la valla de barrotes, que rodea la mesa por tres lados, puede variar según la edad y el desarrollo motor:
- con bebés basta con una valla baja.
- con niños y niñas que ya tengan posición vertical y se incorporan sobre las rodillas, se recomienda una valla más alta, que llegue hasta su pecho y, en el cual puedan cogerse buscando su equilibrio.
- Es recomendable poner sobre el cambiador una colcha que se ajuste a la medida del cambiador, que no se hunda con el peso de los niños y niñas, pero que sea más agradable que si su piel estuviera en contacto directo con el tablero. En la escuela, esta colcha se puede desinfectar después de cada uso y se puede cubrir con un trapo limpio.
- Si el tablero no tiene pies hay que fijar el cambiador, de manera estable, al mueble en el cual se coloque. El más práctico se poner, como base, un armario para los objetos necesarios para realizar las curas.
Basado en el libro:
Dr. Pikler, Emmi (1978): Az egészséges csecsemő és gyermek fejlődése és gondozása.
Medicina Könyvkiadó, Budapest